Venta de drogas a las puertas del Patio Maravillas

En ningún caso debe acusarse al Patio Maravillas de ser un lugar donde se vende o consume droga. Lo que hagan sus gestores y visitantes en el interior sería equiparable a lo que cada uno de nosotros quiera hacer en nuestras casas.

La cuestión sobre la venta y consumo de drogas se refiere al exterior, justo frente a las puertas del Patio Maravillas en el número 9 de la calle Acuerdo, y como desde el Patio Maravillas algunos de sus usuarios salen con frecuencia a adquirir los estupefacientes. Lo cual fomenta la existencia del tráfico en la vía pública en nuestros portales.

Llaman la atención también el curso histórico que ha tenido el punto de venta de droga que ha cambiado de grupos de trapicheadores según evolucionaban algunos acontecimientos relacionados con el Patio Maravillas.

Hasta la primavera pasada, el grupo que controlaba el lugar era de un origen cultural concreto. La verdad es que aunque el consumo y venta eran evidentes, la discreción también y no mantenían relaciones con el Patio Maravillas. Por alguna razón, que coincidió en el tiempo, cuando los conflictos y tensiones entre el Patio Maravillas y los vecinos aumentaron este grupo abandonó la zona.

El preciado punto de venta fue tomado por otro grupo de distinto origen cultural, edad y absoluta falta de discreción. Este nuevo grupo de vendedores de drogas encontró amparo y refugio en el Patio Maravillas entrando y saliendo cotinuamente del edificio y utilizando en la calle las sillas que los okupas les cedían.

Desde finales de la primavera la zona degeneró hasta límites insospechados y al amparo del Patio Maravillas. El grupo de trapicheadores tomó la zona. Volcaban los cubos de basura y sacaban las sillas del Patio Maravillas para crear un corrito de lo más interesante bloqueando la entrada al portal número 9 de la calle.

El punto de venta era ideal por su seguridad y el elevado número de clientes. Al ser peatonal el tramo de la calle, salvo que las redadas las realizase la policía secreta les daba tiempo a salir corriendo o, lo que era habitual, meterse dentro del Patio Maravillas que en esa época ante el temor al desalojo cerraba las puertas en cuanto veía la llegada de un policía.

El grupo era bastante particular e indiscreto. Además de intimidar a los vecinos, muchos eran menores de edad y con frecuencia traían a sus bebes para pasar el rato en la calle. Sin embargo, lo llamativo era ver como entraban y salían con frecuencia del Patio Maravillas en visitas cortas de pocos minutos. No sabemos si al cuarto de baño, al almacen o si el enlace logístico de suministro estaba en el interior.

A finales del verano las redadas se incrementaron y, con la presencia de la policía secreta, se produjeron varias detenciones. Pero la venta seguía existiendo y el comportamiento poco cambió.

Sólo los dos últimos eventos graves han coincidido con un nuevo cambio del grupo de vendedores de droga. El primero fue una pelea entre dos grupos en la que hubo hasta lanzamiento de botellas de las grandes de cerveza. Y el segundo, a los dos minutos del primero cuando los reporteros de Cuatro aparecieron para preguntar por lo que estaba ocurriendo. En esta pelea estaban presentes personas que viven en el Patio Maravillas aunque no sabemos cual fue su roll y no quisieron hablar a las cámaras. Pronto se publicará el reportaje.

A partir de ese día el grupo de trapicheadores indiscretos y peligrosos desapareció para ser sustituido ahora por un nuevo gupo de origen similar al primero, y que no parece tener permitido el acceso al Patio Maravillas o que sus somponentes no están interesados.

Podría pensarse que eso es porque el Patio Maravillas ha tomado medidas pero, la coincidencia de ser un grupo de origen similar al primero deja abierta la posibilidad de que el Patio Maravillas, a pesar de hablar de tener las puertas abiertas a todos, prohibe la entrada al mismo dependiendo del origen cultural de las personas como ya nos han descrito por e-mail varios antiguos visitantes desencantados con el colectivo.