sábado, 10 de octubre de 2009

La indefensión de los vecinos del Patio Maravillas

Es debate nacional la lentitud de la justicia y el negocio que se puede hacer conociendo lo que tardará en resolver asuntos. Cualquier empresa puede hacer negocio cometiendo un delito (financiero, ecológico, etc.) a modo de inversión. Basta con hacer unos pequeños cálculos para comprobar que los retrasos en las sentencias y las mínimas multas o condenas que a veces no se ejecutan jamás, pueden suponer unas rentabilidades inmensas.


Esta misma situación es la que aprovechan los activistas del movimiento okupa. Por una parte saben que las posibilidades de que se ejecute una sentencia en corto plazo son mínimas y, siempre podrán recurrir algún detallito del procedimiento o incorporar nuevos autoinculpados a la lista para alargarlo todo el máximo posible. No digamos si encima tienen el apoyo de grupos políticos, medios de comunicación y asociaciones que anteponen su simpatía a experimentos como el Patio Maravillas sobre los derechos fundamentales de los vecinos.


Mientras tanto, en el Patio Maravillas se hace el negocio del siglo. Un bar ilegal en el que casi no se vende otra cosa que litros y litros de cerveza. Su antiguo suministrador de cerveza dijo que este verano había alcanzado la media de 5 barriles semanales y a veces más. Unas cocinas ilegales que nadie inspecciona en cuanto a higiene y seguridad pero que sirven para vender menús en el inmenso comedor del sótano. Unos suministros de agua, luz y telefonía cuyo coste del consumo es robado a toda la ciudadanía. Unas viviendas que les salen gratis y cuyos habitantes seguramente declararán en el juicio que no tienen ingresos para pagarse una vivienda, pero que viven de robar a todos los ciudadanos los suministros elementales y toman parte del dinero perfectamente blanqueado del bar para otras necesidades. Donaciones anónimas y apoyo de abogados de primera categoría pero dudosa ética.


Todo ello podríamos hasta debatirlo. Es decir, es posible que existan argumentos que justifiquen algunos de estos hechos en determinadas circustancias. Y desde luego, alguna parte de razón debe existir para que sean tantas las personas que apoyan la okupación de viviendas y/o edificios para la creación de CSOAs (Centros Sociales Okupados Autogestionados).


Sin embargo, lo que no es debatible es la indefensión de los vecinos y la falta de responsabilidad al respecto de los gestores del Patio Maravillas.


Cuando un edificio es okupado ilegalmente, en el momento que su propietario denuncia los hechos la ley le exime de cualquier responsabilidad sobre lo que pueda ocurrir al edificio y lo que suceda en su interior.


Puesto que los okupantes no tienen personalidad jurídica alguna, si el edificio no es mantenido como es debido o le sucede algo que afecte al los edificios y viviendas de los vecinos, no podemos reclamar nada ni a nadie. A la compañía de seguros del propietario legal también le exime la ley, y los okupas evidentemente no van a tener contratado un seguro


Es notorio el caso de la vecina cuya compañía de seguros le rescindió el contrato alegando que no le era rentable fruto de las humedades en su vivienda procedentes del Patio Maravillas, y certificadas por peritos.


Otro ejemplo sería las denuncias y reclamaciones que numerosos vecinos hemos presentado por ruidos, suciedad, etc. y que están respaldadas por pruebas como actas de la propia policía, fotografías, etc.


Algunos pensarán que no son cosas importantes ni por las que preocuparse, porque el segundo ejemplo es un problema de convivencia diaria fácil de solucionar y el primero algo puntual. Desde el exterior y sin estar padeciendo la situación siempre es fácil minimizar estas cuestiones.


Pero...


¿Qué pasaría o quién sería responsable si cuando reventaron la tubería de agua para tener suministros y se les inundó el sótano hubiese afectado de forma irremediable a los cimientos de los edificios contiguos? Se trata de edificios con cimientos de madera y adobe de hace más de 100 años.


¿Qué pasaría o quién sería responsable si en las cocinas se produce un incendio y se expande al resto de edificios y viviendas?


¿Qué pasaría o quién sería responsable si nosotros o nuestros hijos sufren una enfermedad mental por los continuos ruidos que soportamos?


Si todavía alguien minimiza la situación que pruebe a intentar imaginarla en su propia casa. Y si todavía no es capaz, lo invitamos a sentirlo en la nuestra.


Ante cualquier evento que afecte a nuestras vidas y viviendas estamos indefensos.


El movimiento okupa debería debatir y analizar en profundidad este aspecto sobre el impacto que producen en los vecinos. Sobre todo porque las okupaciones se suelen producir en barrios humildes donde los residentes no somos ni capitalistas ni especuladores. Y es imposible que quien se siente indefenso sienta simpatía alguna por el poder que la alegalidad, la irresponsabilidad civil y el anonimato otorgan al Patio Maravillas frente a los vecinos.


Mientras los colectivos okupas no tengan personalidad jurídica y se aprovechen de ello con sus vecinos, nosotros no podemos sentir simpatía ni dar apoyo.


Sólo podremos sentir simpatía cuando los derechos y obligaciones sean idénticos, nuestras caras estén a la misma altura, y las reglas del juego sean las mismas para ambas partes.

1 comentario:

  1. En vista de la anormal actucion o mas bien de la normal pasividad, tanto de la Administraciòn de Justicia para desalojar definitivamente a los okupas, como del Ayuntamiento por permitirles sus actividades públicas, sin someterse a la mas mínima norma, en caso daños motivados por sus ilegales actividades, cabría la posibilidad de reclamar a la Administracion, por anormal funcionamiento de los servicios públicos. Aunque eso siempre supone el tiempo y la incertidumbre propias de los procesos judiciales. Por no contar el dinero que tambien hay que gastarse para ello.

    Es una verguanza el pasotismo de nuestras administraciones.

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