martes, 2 de junio de 2009

El Patio Maravillas cumple 2 años torturando a los vecinos

Durante los dos años que se van a cumplir desde la "okupación" del Patio Maravillas los vecinos no sabíamos que nos ocurría. La contaminación acústica, la suciedad y la presencia de multitudes con aspecto y actitudes poco habituales tienen un efecto silencioso pero profundo en los estados de ánimo de las personas.

Cuando vuelves del trabajo, abandonas el insoportable murmullo de las calles más transitadas de Madrid (una de las ciudades más ruidosas del mundo), y comienzas a callejear por Malasaña, tu mente y cuerpo comienzan una transformación. La proximidad del hogar y la tranquilidad que esperas encontrar son la mejor terapia para olvidar a los jefes y a los clientes.

Conforme giras una calle, evitas un moñigo de perro con un saltito ágil y elegante que llevas practicando desde que vives en Malasaña, compras la "pistola" en "ca" el chino, y saludas de pasada al cabrón del vecino de toda la vida - por el que sientes algo parecido al cariño a pesar de ser el propietario indirecto del moñigo anterior -, tu cara esboza una sonrisa sin tú quererlo.

Sin embargo, cuando quedan pocos metros para el último giro todo se desvanece. Ya se oye la música. El volumen es atronador y no puedes ni distinguir si tiene algo de melodía porque los gritos que salen del Patio Maravillas son todavía más elevados. Ante la esperanza de que cuando cierres la puerta y los balcones de tu casa no te moleste, avanzas decidido hasta que te encuentras de cara con una multitud que te impide el paso. Cuando alcanzas tu portal todavía te queda pedir permiso y negociar el paso. Los latinos están sentados en las sillas que el Patio Maravillas les ha prestado y sobre los cubos de basura que han vaciado y tumbado. Están más pendientes de trapichear algo con algún "okupa" que de ti, y los estás molestando por querer entrar a tu casa.

Subes las escaleras. La música y el ruido retumban en las paredes. Eres un desgraciado. ¿Llamas a la policía por enésima vez? ¿Entras a hablar con algún "okupa" por enésima vez? No serviría de nada, es viernes y tienen concierto.

Ya en el sofá de tu casa te planteas que hacer. No puedes leer, no puedes estudiar, no puedes ver una película, no puedes cenar tranquilo, no puedes charlar con tu pareja.

Puedes oir las conversaciones de los okupas a través de tus paredes.

Puedes coger un cuchillo y un palo, entrar y darles los argumentos suficientes para que te llamen fascista, y quedarte más ancho que largo. Ya nos llaman fascistas por quejarnos del ruido.

Puedes encender el ordenador, ponerte los auriculares y, con una música agradable de fondo buscar información relacionada con el sufrimiento que padeces desde hace dos años. Hay tiempo de sobra porque hasta las cinco de la mañana como mínimo no te dejarán dormir.


COMIENZA LA LUCHA POR UNA VIDA DIGNA!


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